8 de febr. 2012

Crítica a Arrugas

[Publicada a Tu peli (28/01/2012)]

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No cabe duda de que la animación española pasa por un momento dulce, no sólo por la candidatura de algunas películas recientes a importantes premios cinematográficos sino porque, de forma progresiva e in crescendo, van aflorando en las carteleras del país más títulos animados, ya sea para público infantil o adulto. Pequeñeces, en ocasiones, o proyectos de más envergadura, copan una proporción cada vez mayor en el cine del país, ya sea en forma de largometrajes, cortos o series de televisión e internet. Prueba de todo ello lo son obras como como Planet 51 (Jorge Blanco, Javier Abad, Marcos Martínez, 2009) o Copito de nieve (Andrés G. Schaer, 2011), que aun ser más bien irregulares revelan un diamante en bruto que va puliendo sus vértices y dejando ver su brillo y cada vez más destellos, como lo son Chico y Rita (Fernando Trueba, Javier Mariscal, Tono Errando, 2010) y la adaptación del cómic de Paco Roca, Arrugas, dirigida por el novel Ignacio Ferreras.

La de Ferreras es una película atípica, que se sale con la suya en un contexto desfavorable precisamente por su condición de rareza, de producto manufacturado, arropado por una calidez humana que se percibe desde el principio. La animación es –voluntaria o involuntariamente– metafórica en este sentido: su estilo artesanal nos remite a una animación ya marginal, casi extinta, alejada de los cánones actuales de Pixar o Dreamworks no por calidad sino por una técnica que aún reivindican grandes nombres de la animación como Hayao Miyazaki o Bill Plymton, entre otros. Sin embargo no son sólo los aspectos técnicos los que alejan a Arrugas del concepto más globalizado del cine de animación; su argumento costumbrista hace de la sencillez una virtud, con un discurso crepuscular pero no dramático que habla de la vejez y el alzhéimer sin caer en lo lacrimógeno, como hiciese en su momento Campanella con la extraordinaria El hijo de la novia (2001).

Y es que Arrugas es una obra pequeña y orgullosa, de fácil digestión y por ello, seguramente, ligera mella y rápida cicatrización. La obra de Ferreras es amable pero menor en su espíritu, cautivando nuestra atención un rato para abandonarla después. Y aunque su pecado es más insignificante que sus virtudes, lo cierto es que la sensación post película es de algo agradable pero efímero, una obra con alma pero tal vez falta de vigor.

Lo mejor: Arrugas es otra muestra del potencial español en el campo de la animación.

Lo peor: es quizás menos ambiciosa de lo que podría ser.

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