30 de jul. 2012

Crítica a El arte de amar

[Publicada a Tu peli (25/05/2012)]

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En tiempos de crisis todo se tambalea, también lo hacen los valores y consciencias humanas, las creencias y hasta la estima al prójimo. Ni las insignias más portentosas parecen resistirse a este terremoto que todo lo tumba y, ahí es nada, también lo hace el país de l’amour. Memeces aparte, lo que sí es cierto es la curiosa y reciente inclinación del cine de romances y amoríos francés hacia las rupturas y las cornamentas, como lo demuestran algunas de las últimas producciones llegadas a nuestras salas desde el país de los croissants. Los infieles, 4 Lovers, Partir, Los seductores o la que hoy nos ocupa, El arte de amar, tienen en las infidelidades su principal bebedero, algo curioso que puede despertar algunas suspicacias.

Lo cierto es que no hay que ser demasiado despierto para sospechar o achacar, directamente, esta tendencia a las encuestas que colocan a Francia como uno de los países con mayor grado de insatisfacción sexual… Pero no seamos malpensados y vayamos al grano con la película sin sacar más conclusiones precipitadas. El arte de amar consiste de varias historias en relación al amor, al sexo, a la pareja y sí, a la infidelidad. Dichas historias se entrecruzan a lo largo del filme de forma sutil, escribiendo un discurso variopinto pero coral sobre estos temas con los que sus actores juegan, risueños de oreja a oreja. Así es, la de Emmanuel Mouret es una simpática aunque algo pija comedieta que se bebe como el ponche de una boda ajena: fácil. Nada trasciende pero tampoco molesta en este capítulo afrancesado de Mujeres desesperadas; su guion es suficientemente perspicaz y sus interpretaciones notables y llenas de caras conocidas. Junto con François Cluzet, que encabeza el elenco y es el atractivo principal después del éxito de Intocable, desfilan con gracia por la pantalla Frédérique Biel, Julie Depardieu o Gaspard Ulliel, entre otros, todos con fortuna. Mouret también interpreta y escribe, otorgando al film un lenguaje más personal que aunque nunca osa salirse de los esquemas, sí que deja marcado el territorio.

Poco más cabe añadir de El arte de amar. Si lo que buscan es la respuesta que parece sugerir su título, les anticipo que no la van a encontrar, pero si por el contrario no tienen más pretensiones que las de pasar un buen rato de cine ameno, distraído y con 0% de materia grasa, ésta es su película.

Lo mejor: es ligero como una pluma, para lo bueno y para lo malo.

Lo peor: tiene momentos francamente cursis.

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