19 d’ag. 2012

Crítica a La suerte en tus manos

[Publicada a Tu peli (22/06/2012)]

Puntuació:   

Desde el principio uno duda de lo que está viendo pasar por la pantalla en la nueva obra de Daniel Burman, que pese a su veteranía da la sensación de novel, de no controlar en ningún momento la esquizofrenia de su película. La suerte en tus manos asalta todas y cada una de las disyuntivas que encuentra por el camino para, al final, cerrarlas de golpe con una escena casi inverosímil que ejemplifica a la perfección un problema que afecta todo el metraje. Esto es una deriva que lleva a la trama por senderos caprichosos en busca de lo original perdiendo de vista la unicidad y cayendo en algunos tópicos de bulto en la concepción de sus personajes.

La película se centra en dos personas, Uriel, trabajador del sector financiero y jugador de póquer interpretado por el cantante Jorge Drexler, y Gloria, treintañera indecisa que llega a Argentina después de pasar un tiempo en España encarnada por Valeria Bertuccelli. Ambos se encuentran en un punto de inflexión que no saben muy bien cómo afrontar, erráticos y perdidos ante las inmensas puertas del cuarentañismo. Burman transmite con maña este patetismo existencial; desde las dudas paternales hasta las inseguridades fálicas están presentes en el día a día del protagonista, en un ejercicio propiamente woodyalleniano con aciertos pero irregular. Y es que esta referencia al director estadounidense no es baladí, pues con él el director comparte no sólo el emblemático comportamiento del protagonista, sino también algunos rasgos muy concretos que conforman la personalidad del de Nueva York, como las relaciones sentimentales patosas y problemáticas, la predilección de los personajes hacia lo ridículo y su inherente carga humorística, y hasta las inevitables referencias a la cultura y religión judías. Pero Burman no es Allen y se nota. Su Uriel nunca se sale del topiquísimo esquema del padre desastroso que llega tarde a todas las citas importantes de sus hijos y su Gloria de la mujer a la que el amor no ha sonreído a pesar de ser bella y encantadora.

Si juntamos todo ello con la masa de elementos que contiene el film, el resultado es obviamente difícil de cuadrar, embutido de póquer y vasectomías, piscinas de bolas y rabinos, peces e hijos, amores de juventud y conciertos de rock folklórico que se disuelve en su propia diversificación y no proporciona más que un entretenimiento curioso y banal. Sí cabe destacar, más allá del guión, su correcta propuesta formal, que juega con los tempos de cada momento y escena transmitiendo al espectador sensación de estrés o calma implícita, desprendida de las evidencias del texto. En todo caso, la obra de Burman es fallida por ambiciosa, y aunque ni emocionante ni hilarante, sí que es por lo menos un efectivo pasatiempo.

Lo mejor: a pesar de todo, la película de Burman entretiene.

Lo peor: su guión, arbitrario, disperso y cursi.

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