27 d’ag. 2012

Crítica a The Amazing Spider-Man

[Publicada a Tu peli (06/2012)]

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Resultaría infructuoso preguntarse a estas alturas la necesidad de un nuevo comienzo de las andanzas del joven Hombre-araña cuando tan sólo han pasado diez años desde que Sam Raimi y Tobey Maguire cogieran las riendas de éste con notables resultados, aunque no está de más recriminar la volatilidad del cine hollywoodiense y la insistencia con la que se suele pretender substituir lo ya hecho. El caso es que ahora viene de nuevo a nosotros un Amazing Spider-man empaquetadito y a estrenar para comenzar otra vez con una franquicia que si bien es cierto que decaía con cada entrega, tenía unos cimientos suficientemente sólidos como para abogar por lo continuista.

No ha sido así y el resultado es en cierto modo decepcionante, aunque sin duda digno y sumamente entretenido. Dirige el renacimiento el joven Mark Webb, realizador que debutó con la fantástica (500) días juntos (2009) y que abandona con Spider-man el cine independiente yanqui para meterse de lleno en las grandes dimensiones sin dejar apenas rastro de su primer pequeño gran pino cinematográfico. Y es que quizás es por aquella peliculilla romanticona, moderna e inteligente que filmó hace tres años que The Amazing Spider-man nos parece ahora convencional y desapasionada, producto salido del engranaje estandarizador del cine de masas. No por ello, sin embargo, se debe renunciar a darle una oportunidad, pues podemos encontrar en ella algunos logros destacables propios del director de Indiana; su humor perspicaz y su sentido del romance, aparte de lo entretenido de la trama per se y, ni qué decir tiene, su 3d y potentes efectos visuales, son motivos suficientes como para disfrutar de los más de ciento veinte minutos que dura la película.

El reparto del film lo encabeza el joven Andrew Garfield, ofreciendo una óptica de Peter Parker alejada de la de su predecesor. Ahora Parker es un perdedor guay, skater de sonrisa seductora al que la aureola de primo –que tan bien encajaba con Maguire– no le aguanta ni tres escenas. En este sentido, se pierde la interesante dualidad que ofrecía el anterior Spider-man –esto es, el contraste entre lo carismático del superhéroe y lo fome del ciudadano de a pie desapercibido– en favor de la atención teenager y las carpetas forradas. Aun así, y más allá de su físico, Garfield resuelve con solvencia su papel como lo también lo hace Emma Stone y el mad doctor Rhys Ifans, cómplices todos de la correcta actualización de un Webb que, más comedido que valiente, sabe que un gran poder (económico) conlleva una gran responsabilidad (recaudatoria).

Lo mejor: sus dejes cómicos, escasos pero muy acertados.

Lo peor: Peter Parker, cool en exceso.

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